domingo, 21 de noviembre de 2010

Reine Noir

Bueno, para comenzar, la primera historia que comenzaré será Reine Noir:
CAPÍTULO 1        LA “EXCURSIÓN”
Todo comenzó en un domingo, si, un tonto y soso domingo. Estaba yo aburrida en mi habitación, sin poder hacer absolutamente nada. No llovía, no helaba, no hacía viento, no, es más, hacía lo que se puede decir “buen tiempo”, el sol brillaba potentemente, y, en Calgary eso era bastante raro, pero no lo era tanto en aquellas fechas. Estaba yo en las vacaciones de verano, lo recuerdo con claridad aunque solo quedaban tres semanas para volver a clase, hacía una temperatura agradable, y como casi siempre, no había Internet. Era muy raro encender el ordenador, clikar en Internet Explorer, y que no te pusiera: no se pudo encontrar el servidor. Compruebe su punto Wi-Fi, o inténtelo más tarde. Yo era una niña rica, pero no mimada, era rica, pero desgraciada. Os lo explico, mis padres siempre estaban muy ocupados, y eran jefes de una gran empresa, cuyo nombre no acierto a recordar. Lo único que de aquello recuerdo es que su sede estaba en Boston, y para que yo no estuviera todos los días preguntándoles a todos cuando ellos volverían a casa(“tarde” era siempre la respuesta), decidieron enviarme a este pueblucho, para que aguardara su llegada. De pequeña, tenía vagas esperanzan de que ocurriría, en aquel entonces, cada vez que Claudia y Mostacho me decían “¡no esté triste, sus padres vienen esta noche a casa!” solo sonreía y seguía con lo mío. Claudia era la sirvienta y tenía unos 21 años, y buscaba novio. Mostacho era el criado, de 56 años, no estaba casado ni tenía hijos. Los dos vivían conmigo en aquella gran mansión. Aquel día me pasé toda la mañana pensando en qué hacer, y decidí irme de excusión al bosque cercano, pero, por una vez yo sola, y como sabía que si les pedía permiso me dirían que sí, pero no sola, até varias de mis prendas y sábanas y metí en mi mochila un conjuntillo de campo de camuflaje verde, por si las moscas. Entonces eché las sábanas por la ventana, y con sigilo me dirigí a un matorral cercano en el gran patio, para esconderme. Tras repetir varias veces esta operación salí de mi casa, o más bien, huí. En el momento en el que salí, allí, enfrente mía estaba Gori, y pensé “oh no”, y el gritó:
-¡Ya ha salido!
De rodas partes salieron chicos, guapos y feos, pelmas y simpáticos, pero en fin, chicos, que comenzaron a decir algunos:
- ¡Oh Mika!, tus ojos son zafiros, ¿verdad?
Mientras que otros:
.-Tu cabello negro es el resultado de tan largo y glorioso viaje desde Boston.
-No, su cabello es el cielo en plena noche.
-Pues su cuerpo es toda una virtud, muy bien proporcionado.
Y mil elogios más. A decir verdad, todos los chicos del pueblo estaban por mí, pero ninguno era mi tipo, siempre había algo que fallaba en ellos. Logré salir de aquel revuelto de muchachos y corrí casi sin aliento directa al bosque, y por suerte, ninguno se dio cuenta de que salí en aquella dirección, es más, creían que yo aún estaba entre ellos. Salí corriendo a toda pastilla, y me adentré en aquellos parajes. Todo aquello me deslumbraba, cuando iba con Claudia y Mostacho, solo caminábamos por el sendero, nunca salíamos del caminito pedregoso. Por primera vez, me sentía libre, como un mirlo cantarín en una rama, esperando a terminar su alegre canción para salir volando. Me entraban ganas de gritar de la alegría, o incluso llorar. Era todo tan  hermoso…Bueno, el caso era que estaba disfrutando por primera vez de un paseo por el bosque. Lo recorría andando lentamente, fijándome en cada pequeño detalle. A tanto llegaba, que vi en la parte baja de un árbol un insecto palo, que se mantenía firme, como si no supiera que yo lo había encontrado. Estaba muy bien camuflado, tanto, que, aunque mi mirada estaba clavada en él, a veces dejaba de verlo, solo por un instante. Al final decidí dejarlo en paz. Comenzaba a nublarse, pero no me importaba, aunque, no sé por qué, me vino un impulso que me obligó a correr, a correr, y a correr hasta más no poder. Al poco, por fin pude parar, estaba casi ahogada del esfuerzo. Me di cuenta de que el bosque acababa allí, y ante mí se encontraba un pequeño monte. Otra vez aquel impulsó me obligó a ir a explorarlo. Mientras iba subiendo, muchas plantas y ramas me iban rasgando las ropas, más no me paraba. Es como si al otro lado de la loma hubiera un imán que me atraía. Al llegar a su cumbre, contemplé un hermosísimo espectáculo: desde allí se veía todo el bosque, el pueblo, e intenté otear más lejos, pero me fue imposible. Entonces me dije “es hora de volver, pero antes, ¡hay que explorar un poco!”A decir verdad explorar es uno de mis hobbies. Me metí por una zona baja, y a medida que avanzaba se volvía más pedregosa. Oí algo parecido al “grito” de un halcón, y miré al cielo sin dejar de andar, cuando me caí en un barranco. Bueno, era un barranco de ochenta centímetros solo. Caí en una piedra empapada de musgo y agua y no me hice daño, por suerte. Si hubiera caído en mala postura, lo más seguro es que me hubiera roto algo. Me bajé de ella y vi,
¡que estaba en un barranco de verdad! Todo aquello estaba empapado, y pensé que lo mejor sería dejar la mochila ahí. La coloqué cuidadosamente en el suelo. Os explico, si andas por un lugar así, lo mejor es ir lo más ligero posible, por que sino, es muy fácil caerte al vacío. Comencé a caminar lentamente aferrada a la pared, para no resbalar. Era realmente raro que todo estuviera así, mojado y húmedo por todos los rincones, pero lo siguiente que vi a continuación respondió a mi pregunta: había una enorme cascada. Pasé por detrás de ella, para que el agua no me aplastara y logré atravesarla, pero eso costó que mis ropajes casi se desintegraran por completo. Al acabar de pasar por aquel tramo estaba agotadísima. Mi forma de vestir en aquel momento daba pena. De la camisa solo cubría ahora desde mi cuello hasta el ombligo, y de mis pantalones, bueno, apenas me llegaban a las rodillas. A continuación vi una fuente, y yo estaba sedienta. No sabía si el agua era potable o no, pero la sed no me iba a dejar si no bebía nada en aquel preciso momento. Aquella fuente tendría unos ciento cuarenta centímetros de diámetro, me asomé a ella para beber cuando me caí a su interior. No sé porque, pero me sentí a gusto allí, así que me quedé flotando en aquellas aguas, cuando, de repente, me quedé dormida.

Click aquí para ver a Mika

Introducción

Bueno, bienvenido a mi blog. Lo he creado con el fin de, ante todo, hacer amigos, y aparte, es un lugar donde quiero publicar historias. Si, historias, ya sabes, libros. Tengo una gran imaginación para ello, si se me permite decirlo, y quisiera compartirlas con alguien, y, bueno, supongo, que alguien me diera su opinión sincera sobre ellas. Aunque la opinión sea que es la mayor mierda que puede haber leído uno. 
Sin enrollarme como las persianas, también quiero añadir que también hay sitio aquí para los otakus. ¡Aquí todo basado en anime y manga eh! XD 
En fin, supongo que esto está bien como descripción del blog, ¿no? Bueno, confío en que sí.
Un cordial saludo a todos, 
Arezna